No paro de olvidar que se ha acabado.
Para siempre.
Para bien. Al menos para el mío. O quizás no.
Ya no sé ni lo que digo.
Si no presto mucha atención a todo lo que dejo atrás al decir que te he olvidado, hasta suena bien.
Pero cuando miro más de cerca y detenidamente, todo lo que pierdo se hace un mundo.
Un mundo en el que ya no oigo tu risa, ni te huelo, ni tus dedos rozan con delicadeza mi piel.
En el que ya ni tus manos, ni tus labios, encajan con los míos, y tus besos ya no me pertenecen.
En el que ningún 'te quiero' a medianoche es recibido, y ningún pensamiento corresponde al mío.
Que no quiero nada si no es contigo, ni nadie si no eres tú.
Mi pobre corazón, que ya perdió el rumbo hace tiempo, pero últimamente no encuentra ni el norte.
En el que ningún 'te quiero' a medianoche es recibido, y ningún pensamiento corresponde al mío.
Que no quiero nada si no es contigo, ni nadie si no eres tú.
Mi pobre corazón, que ya perdió el rumbo hace tiempo, pero últimamente no encuentra ni el norte.
Sara
No sé muy bien por qué publico esta entrada sin mucha cohesión ni coherencia después de cinco meses completamente desconectada de Blogger. Simplemente me apetecía.
Espero que os guste este relato, que aunque haya sido bastante parecido al anterior, es lo que me sale escribir en estos momentos.
Supongo que también quería publicar algo para saludaros a tod@s ( os echo de menos :'( ) y para deciros que pienso retomar el blog muy pero que muy pronto.
¡Muchos besos personitas! (también echaba de menos decir 'personitas' ay)